Después de nuestra odisea para llegar, y salir, del Adam’s Peak, decidimos que la mejor recompensa para descansar nos la daría las playas del sur de Sri Lanka.
Sin embargo, nos quedaba un último reto: conseguir llegar en autobús local. En un solo día recorrimos la mitad del país. De Nallathanniya viajamos a Hatton, de Hatton a Kandy, de Kandy a Colombo, y de Colombo llegamos, por fin, a Unawatuna -a las dos de la madrugada-.
A la mañana siguiente volvíamos a tener el Océano Índico delante de nuestros ojos. La playa de Unawatuna nos pareció muy agradable, no demasiado larga, con aguas turquesas y arena blanca. Una amplia oferta de bares y restaurantes abarca todo su recorrido, aún así, como la temporada alta acabó en enero, no había demasiada gente. Excelente para pasar unos días de febrero a 32 grados, delante de un mar exuberante, comiendo bien y aprovechando para salir a correr y hacer clases de yoga.
Nuestra siguiente playa del sur de Sri Lanka fue Mirissa, el lugar por excelencia del país donde avistar ballenas. Y eso hicimos. Amanecíamos a las cinco y media para llegar puntuales al barco que nos llevaría mar adentro. Aposentados en la parte superior del barco (decían que desde allí se veía mejor que en la parte inferior) no dejábamos de mirar a nuestro alrededor en busca del gran animal. Y suertudos nosotros, ¡vimos ballenas! Primero el chorro de agua que lanzan hacia el exterior, luego el barco a toda velocidad para llegar a tiempo antes de que la ballena deje la superficie (los expertos nos contaron que está alrededor de 6 minutos en la superficie cogiendo aire para luego sumergirse durante 10 minutos). Y sí, tuvimos la oportunidad de ver cinco ballenas de cerca durante la jornada. Todo un logro, ya que ninguna compañía nos aseguraba al 100% que fuésemos a verlas. Os contamos que nos costó decidirnos por la agencia con quien contratar la excursión. Lo dejamos para último momento y no teníamos referencia. Lo que nos pasó es que encontramos que todo “quisqui” te vende excursiones para avistar ballenas, pero los precios son muy dispares y no entendíamos bien cuál era la diferencia (¿el barco, los servicios, que viésemos realmente ballenas…?). Finalmente sucumbimos a consultar Tripadvisor y nos quedamos con la que más personas recomendaban, Raja & The Whales. Y la verdad sea dicha que, aunque era de las más caras (6000 rupias por persona -unos 37 euros), nos pareció todo excelente: el barco, el desayuno y constantes snacks, el personal, la información que van dando y, evidentemente, el hecho de ver ballenas.
Aquel mismo día fuimos en busca de una playa paradisíaca y un poco secreta, de la que nos habían hablado Nacho y María, una pareja gallega a quien tuvimos la suerte de conocer en Polonnaruwa. Los recordábamos bien porque viajaban en un tuk tuk alquilado y se estaban recorriendo el país por su propia cuenta. Nos parecieron muy grandes. Y las casualidades de los viajes hicieron que nuestra ruta se volviese a cruzar en la playa de Unawatuna. Compartimos una noche entre cervezas y muchas historias de viajes y de vida, entre ellas recomendaciones de las que te hacen descubrir lugares idílicos. La playa en cuestión está justo al lado del hotel Weligambay Villas, situado justo detrás del puerto de Mirissa. En la entrada del puerto hay un vigilante que cobra una entrada de 50 rupias, eso sí, si le dices que vas al hotel, te dejará pasar sin cobrarte.
Otro momento que nos regaló Mirissa fue una cena exquisita con nuestros amigos de Barcelona, Laia y Emi, en uno de los mejores restaurantes ceilaneses de Mirissa: Dewmini Roti Shop. La velada estuvo acompañada de platos locales como el roti de coco, el roti vegetal, el kottu roti de pollo y queso y los rotos dulces. Todo delicioso, trato familiar y a un precio más que asequible.
Dejamos atrás Mirissa y de nuevo un autobús, asientos muy apretados, gente amable, música local a todo volumen y un precio muy económico para viajar por Sri Lanka. Así llegamos a la playa de Tangalle, donde el mar es bravo, las olas tan altas y tan cerca de la orilla que impresionan y no invitan a bañarse, pero sí a quedarse mirando un mar que embruja. Palmeras inclinadas sobre la arena haciendo de Tangalle una playa paradisíaca, donde nos dedicamos a pasear horas, charlar de nuestros sueños al atardecer y cenar descalzos sobre la arena.
16 Comments
Què guai lo de les balenes, quina sort!! Oeeee
Gràcies Hèctor!!la veritat es que sí, ens va encantar veure balenes…per primer cop a la vida!
Grandes sois vosotros! 🙂
Ya ves que os seguimos la pista, como prometimos!
Un abrazo!!
Gracias por seguirnos Nacho!! Fue un honor y una placer conoceros…y gracias por los consejos, nos sirvieron como podéis ver 😄 Un abrazo!!
Creo que la experiencia Sri Lanka ha puesto el listón muy alto!
Pronto partireis , otros caminos para mostrarnos.
Os quiero.
Menuda experiencia estáis viviendo¡¡¡ qué envidia , sobre todo las playas en esta época del año y la visión de ballenas tiene que ser impresionante!!!
Esas fotos de ballenas hacen que se me empiece a ocurrir algún taco que otro jajaja pero aún estoy de vacaciones así que os lo perdono 🙂 un placer conoceros, pasadlo muy bien y esteramos atentos a vuestros movimientos!!
Nada de tacos María!! Un honor y un placer conoceros también, recordamos esa noche pasada por agua con mucho cariño!gracias por escribirnos, un abrazo
que fotos mas bonitas y que super plan 😉
Gracias por lo de las fotos Estefania!!de todas las que hacemos, alguna se salva 😉
¡Qué suerte con las ballenas! Hay periodos del año que es difícil verlas. El precio está bien, en Sydney llegan a pedir 60 dólares en las mismas excursiones a ver ballenas… Por cierto, si estáis en el sur, tenéis que ir a Galle, es un pueblecito que fue una colonia Holandesa y tiene un encanto especial.
Gracias Alex!! Lo de las ballenas tienes razón, no está tan mal de precio, aunque si lo comparas con los que nos ofrecieron en Mirissa, éste era el más caro, pero después de hacerlo ya sabemos porqué: en el barco habían 6 personas mirando al horizonte atentas a poder divisar alguna ballena…eso se paga, pero sin duda vale la pena!
Chicos…. en Febrero y a 32 grados… eso es todo un lujo!!! me ha encantado el post …sobre todo que os relajaráis haciendo clases de yoga 🙂 Impresionante presenciar las ballenas!!! que experiencias chicos…. muero por leer el próximo post!!!! 🙂
Muchísimas gracias Raquel!!la verdad es que si, es un lujo estar en verano en febrero y en marzo, de hecho, hasta nos hemos quemado del solazo que pegaba en Sri Lanka….el siguiente post está a puntito de salir y el vídeo de Sri Lanka también 😊
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